Me encontraba en la Costa Brava, la noche anterior vi que las previsiones prometían un buen baño. Madrugué y mi sorpresa y recompensa fueron muy gratas.
¡Gran baño ampurdanés! Derechas
rápidas y azules en un entorno paradisíaco. Dos en el agua en buena armonía, entre
series contemplábamos la belleza del paisaje y comentábamos las características de nuestras
respectivas tablas.
Posiblemente ha sido uno de los
baños más bellos que he tenido en mi vida de surfer, tanto por las condiciones del
oleaje como por su entorno.