Flama es mi tabla de surf de madera de paulownia, ecológica y hecha expresamente para mí. El shaper que ha realizado este cuidadoso trabajo es Sergi Galanó. En este blog intentaré exponer mis emociones, las sensaciones y los pequeños avances que voy realizando con mi apreciada Flama. A la vez iré explicando mis inicios en el surf y alguna que otra historia.

viernes, 29 de diciembre de 2017

Mi primer día después del accidente

29 diciembre me despierto y noto que me duele todo el cuerpo. Es la primera vez, en mis años de surf, qué al día siguiente  de una sesión estoy magullada.
  
Ayer por la tarde fue mi primer día después de accidente. Las olas eran de unos setenta centímetros y bastante malas, pero supuse que era un buen día para volver al agua. Normalmente me relajo en el agua, pero en esta ocasión estaba en tensión, con miedo al remar las olas, aún tengo muy presente el impacto de la quilla en mi cara. Me costó tres cuartos de hora atreverme a coger la primera ola. Parecía que las remaba, pero  no estaba convencida y en el surf, muchas veces, querer es poder. Al final decidí que no debía salir del agua sin coger una ola.

Fue una ola larga, pero me quedé tan rígida encima de la Flama que parecía que fuese más de madera que mi propia tabla. 

lunes, 4 de diciembre de 2017

En el surf hay accidentes

El día 3  finalmente llegaron las olas tan ansiadas a la costa catalana después de 18 días de ausencia, al menos para mí. Tenemos una mala temporada.

Entraba de ENE y en las playas que normalmente frecuento había mucha corriente, la opción era Barceloneta que entraba muy bien y sin corriente, el gran problema es que era domingo y esta playa se masifica mucho y más con “el mono” que hay últimamente.

Encontré un buen sitio, me costó un buen rato. Estaba contenta ya que entre toda la peña yo iba  cogiendo mis olas, alguna buena y otras no tanto, pero a la hora de salir del agua llegó mi gran derecha. Fue tan sublime bajar la pared acariciándola suavemente con la mano que decidí remontar y esperar otra ¡Mi gran error! Me rompió una gran ola encima y por sostener la tabla, para que no le diese el golpe a un paddle que tenía muy cerca, ésta me golpeó por la parte de las quillas en la cara. El resultado fue de cuatro puntos en una ceja y dos en el pómulo. Pude seguir remando hasta la orilla a pesar de estar asustada pues durante unos segundos perdí la visión y entre la sangre y las olas, que no paraban de venir, solo pude aferrarme a la tabla, tenía miedo. Me consuela pensar que al sujetar la tabla el impacto fue menor.

No es mi primer accidente y en el agua pocos surfistas se dan cuenta de que alguien tiene problemas, aunque esté abarrotada.

En tierra fue un poco diferente, dos francesas, preocupadas, se acercaron  cuando intentaba limpiarme las heridas en la ducha, les dije que iba al hospital. Otro chico me dijo que llevaba un buen golpe,  otros me hicieron fotos. A la hora de la verdad te encuentras sola, sangrando, con un neopreno de invierno difícil de quitar, conduciendo hasta casa utilizando pañuelos de papel para amortiguar la hemorragia y al llegar a casa recibir la bronca de un marido preocupado.

El resultado de todo esto hace que me sienta estúpida, por una parte está mi gran pasión, pero por la otra reconozco que tengo muchos años, este accidente hizo que me sintiese más rancia, la sensación de estar haciendo lo que no toca por edad.
Unas tiernas y alentadoras palabras de Laura, mi nuera, sirvieron para remontarme, hicieron que me sintiera menos majadera. 

Mi pasión es más fuerte que mi sensatez y seguiré buscando esas olas por nuestra costa y más allá.