Flama es mi tabla de surf de madera de paulownia, ecológica y hecha expresamente para mí. El shaper que ha realizado este cuidadoso trabajo es Sergi Galanó. En este blog intentaré exponer mis emociones, las sensaciones y los pequeños avances que voy realizando con mi apreciada Flama. A la vez iré explicando mis inicios en el surf y alguna que otra historia.

sábado, 27 de enero de 2018

Otra de mis facetas en las que el surf ha sido significativo


Otra de mis facetas en las que el surf ha sido significativo  fue cuando pasé mi cáncer de mama. La familia fue  mi gran pilar y mi otro gran aliado fue el surf, el mar.

Un día, a finales  de junio del 2012, surfeando sola en uno de mis spots favoritos, tenía calor y me quité el neopreno. La parafina me dañó el pecho y al palpármelo descubrí un bulto que  resultó ser unos de los cánceres más agresivos que se conocen.

Al recibir el diagnóstico me quedé dos días muda y unos cuantos más sin saber qué hacer, hundida en mi diagnóstico. Lo primero que te prohíben para realizar el tratamiento es el sol y tienes que hacer mucho reposo, cosa que no va conmigo.

Por pura casualidad leí un artículo en Internet de la reina Makaha, una hawaina pionera del surf femenino y diagnosticada  a los 32 años un cáncer de mama muy avanzado. Ella durante la quimioterapia siguió compitiendo y luchando.

Este artículo me abrió las puertas para saber qué hacer con mi cáncer. A veces es importante saltarse las normas, yo necesitaba mar, sol y sobretodo surf.

Si ella podía competir en Hawái yo podía seguir surfeando nuestro medio metro mediterráneo. Encontré mi meta para luchar. Sin la familia no hubiese tenido valor para entrar ni a la sala de quimioterapia ni a la de radioterapia y tampoco hubiese tenido la constancia de los cinco años de tratamiento hormonal.   De allí salía pensando que me iba al mar, a surfear si había olas o simplemente a nadar y  tomar un chupito de agua de mar, que me quitaba el mal gusto de la quimioterapia. Al ser invierno conseguí muchos días de olas ¡hasta la calva la tenía morena!

Fue una experiencia dura, pero descubrí el poder que puede ejercer en mí el surf ¡ni un solo día falté a mi cita con las olas!

Hoy, 27 de enero del 2018, casi seis años después de descubrir mi bulto, acabo el tratamiento hormonal y puedo dejar de lado ese temido cáncer, pero espero no olvidar jamás todas sus enseñanzas, todas las aportaciones positivas que esta experiencia me ha aportado.





lunes, 8 de enero de 2018

Poco a poco

Poco a poco mi Flama y yo vamos recuperando
la seguridad en el agua.

En pocos segundos el miedo se apodera de ti y la de horas, días y semanas que cuesta ir inhibiendo ese fantasma de la cabeza. Estoy  insegura y tensa en el agua, sobre todo los primeros minutos, luego consigo más o menos relajarme, pero si tengo alguna caída o una ola me rompe encima aún me espanto y temo cometer alguno de esos errores que en el surf se pagan caros.
He aprendido, en los revolcones, a cubrirme la cara con los brazos antes de salir del agua, pero me falta aprender a coger bien la tabla en las situaciones difíciles, para que no volver a repetir mi incidente.

Voy buscando baños tranquilos, muy limpios y con muy poca gente, casi de paraíso.