Flama es mi tabla de surf de madera de paulownia, ecológica y hecha expresamente para mí. El shaper que ha realizado este cuidadoso trabajo es Sergi Galanó. En este blog intentaré exponer mis emociones, las sensaciones y los pequeños avances que voy realizando con mi apreciada Flama. A la vez iré explicando mis inicios en el surf y alguna que otra historia.

miércoles, 4 de agosto de 2021

Retorno a Asturias


El día 4 cogemos los bártulos y nos vamos hacia Asturias. Hacía un año que, por la situación del Covid, no pisábamos estas fresquitas y verdes tierras.

Esta vez el viaje ha sido diferente, hemos ido en dos coches, ya que Julia y Raúl estaban en Barcelona. Solo hemos estado cuatro días, pero muy completos, con un poco de surf y otro poco de montaña acompañados con unos buenos tentempiés. 

Como es habitual, siempre hay algún día de viento y mucha mar que aprovechamos para descubrir la ruta de río Ñora. Está muy cerca de Gijón. El camino baja serpenteando a través de un apacible bosque de robles, sauces, saúcos y otros árboles de los que desconozco su nombre. Nos guio el río gran parte del camino y Nana pudo disfrutar de innumerables baños en sus pequeñas piscinas naturales.

El final de la senda tiene un gran premio: la playa de la Ñora, muy bonita, no muy grande y flanqueada por acantilados. Ese día había bandera roja debido al fuerte oleaje, al viento y a la corriente, por lo que
no pudimos disfrutar de sus aguas, ni surfeando ni con un simple baño.

Al día siguiente seguía la mala mar, pero sin viento, y buscamos una playa resguardada para ir a surfear; Júlia se decidió por la playa de la Concha de Artedo, de Cudillero. El acceso es por un verde y frondoso sendero con un puente mágico por donde asoman sus aguas azuladas. Es mejor surfear con la marea baja o media, ya que con pleamar desaparece su arena dorada y solamente quedan sus peculiares cantos rodados. Llegamos un poco tarde y la marea estaba bastante alta. Las olas no eran buenas, la gran mayoría rompían en barra, no obstante la experiencia fue bonita y poder disfrutar de todas estas cosas en familia es inolvidable.

El domingo Júlia y yo madrugamos y nos fuimos a surfear a San Lorenzo donde encontramos olas pequeñas que rompían suavemente ¡Disfrutamos mucho las dos con esas olitas! De este día no tengo foto, ya que nuestro fotógrafo, mi marido, se quedó en casa.

Después del surf nos fuimos todos a comer a casa de mis consuegros, en un pequeñísimo pueblo, localidad del concejo de Siero, perteneciente a la parroquia de Lieres. Un hermoso lugar en el que puedes encontrar un duende escondido en cualquier rincón del bosque. Nos recibieron mejor que a unos reyes y nos hicieron una muy buena comida, unas cebollas rellenas de bonito y de segundo plato cordero asado, criado por ellos. Uno de esos días que quedan en el corazón para siempre. 

Y por esta vez, con esa afectuosa acogida, acabamos nuestra estada asturiana. No encontramos ningún duende por el bosque, pero sí dos nuevos amigos con los que podremos compartir más vivencias en nuestros  próximos viajes.