Flama es mi tabla de surf de madera de paulownia, ecológica y hecha expresamente para mí. El shaper que ha realizado este cuidadoso trabajo es Sergi Galanó. En este blog intentaré exponer mis emociones, las sensaciones y los pequeños avances que voy realizando con mi apreciada Flama. A la vez iré explicando mis inicios en el surf y alguna que otra historia.

viernes, 24 de agosto de 2018

Lanzarote

A principios de noviembre del 2011 mi hija Júlia y yo nos fuimos una semana a  Famara, Lanzarote.

Establecimos contacto con Pedro, de Famara Surf. Él nos proporcionó alojamiento, coche y cuatro horas de surf diarias con Jimmy, un ex pro canario.

Cogimos unos días de buen tamaño en Famara. Las primeras dos horas nos dejaba surf libre y nos conformábamos con la ola que se formaba a media playa que ya tenía un buen metro largo.  Las siguientes dos horas entrábamos con él al pico. Éramos un grupo reducido  de cinco  personas con un nivel intermedio. Como profesor nos enseño unos principios básicos muy importantes en el surf. Él nos decía:”si tu quieres entrar, entrarás” y nos repetía que para entrar teníamos que aprovechar un  momento de calma y remar como si nos fuera la vida en ello. Daba mucha seguridad en el agua saber que él nos vigilaba. Nos hablaba mucho sobre las corrientes de la playa y qué hacer si nos enganchaba una. También nos dio la opción de levantar un brazo para pedir ayuda, como sucedió en varias ocasiones con un miembro del grupo.

Surfeábamos en la parte centro-derecha de la playa, allí había una potente corriente que te arrastraba hacia la isla Graciosa. Un día de olas grandes me despisté en el pico y me arrastró esta poderosa corriente. Tenía miedo ya que cada vez estaba más lejos de la costa y era de esos días que costaba coger una ola. Estaba a punto de levantar el brazo para pedir ayuda cuando apareció una ola inmensa, que abría perfectamente hacia la izquierda. Pensé que ésta era mi oportunidad. La remé con recelo, con temblor en las piernas, pero con decisión me levante en la tabla. Bajando la pared de la gran ola me dediqué a repasar los consejos que, durante muchos años, me había dado mi hijo Joan y también en los de Jimmy, para no caerme ¡Lo conseguí! Espero no tener que volver a remar una ola así, pero siempre mantendré el recuerdo, con mucho orgullo, de lo que significo para mí esa gran ola,  el deslizarse por esa descomunal pared de agua.

La hazaña no acabó aquí. Cuando me acercaba hacia la orilla, para recibir las felicitaciones de mi profesor, vi que una chica perdía su tabla y se quedaba al amparo de las grandes olas ¡Tenía cara de pánico! Esperé a ver si alguno de los socorristas entraba con la moto a rescatarla, pero no fue así y por lo tanto decidí volver al pico para ayudar a la chica. Llegué dónde ella estaba y le dije que se sentara conmigo en mi tabla. Poco a poco salimos las dos remando. Una vez en tierra la chica me abrazó con los ojos llenos de lágrimas. Un abrazo de esos tan sinceros y que se quedan en el corazón para siempre.

Surfear con Júlia es uno de los placeres más grandes que la vida me ha proporcionado, como ya sabéis adoro surfear con mis hijos. Esos días fueron muy importantes para mí tanto por el surf como por la convivencia con mi hija. Por las tardes hacíamos turismo por la isla y cenábamos casi siempre en Famara, en un restaurante a pie de playa,  ya que las cuatro horas de surf  se notaban en el cuerpo.

La Santa
El resultado de este viaje fue muchas horas de estar con Júlia, mucho surf, con un buen profesor, y enamorarme de Lanzarote.